Si trabajas a tiempo completo pasas en el trabajo casi un tercio de la semana. De acuerdo, estoy contando solo los días laborables, pero nos sirve para entender cuántas horas invertimos en nuestro empleo.
A partir de esta premisa aproximada, se deduce que vemos a nuestros compañeros de trabajo más que a nuestros familiares, excluyendo a nuestro núcleo familiar obviamente, y mucho más que a nuestros amigos. La relación deberá ser fluida para evitar problemas.
Hoy os vamos a plantear una situación que se da con mucha frecuencia en los trabajos y es cuando algún compañero o compañera nos tira los tejos descaradamente y nosotros, por el contrario, no tenemos el más mínimo interés en una relación amorosa con esa persona. Nos referimos a ese compañero que te sonríe, te busca con la mirada hasta que te encuentra, te escribe al whatsapp con frecuencia, siempre está de tu lado en las reuniones o se pone nervioso con tu presencia.
En un primer momento puede parecer algo divertido y algunos hasta se deciden a seguir un poco el juego. El problema aparece cuando esa persona quiere quedar para ir a un concierto, te pregunta que qué tal estás a mitad de fin de semana o te invita a ir al cine a ver la última comedia romántica.
Si vemos claramente que no hay posibilidades de relación lo ideal es cortar por lo sano, dejando claras las cosas y no dar pie a… ya que enfrascarse con un compañero de trabajo con el que hemos jugado en el campo sentimental tiene muy mal final.
Así que, pies de plomo, y si no hay nada claro, es mejor que quede en nada, porque no es muy agradable compartir 8 horas de trabajo diarias con una aventura de una noche loca.