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El ciclismo está ahora mismo en los medios porque está disputándose el Tour de Francia. De largo, es la más dura de todas las pruebas ciclistas, y como hemos podido comprobar no solo consiste en rodar con la bicicleta durante centenares de kilómetros, sino que hay que lidiar con las inclemencias climatológicas y las caídas, que en esta edición ya se han llevado a los dos favoritos por delante: Froome y Contador. Un deporte de pura pasión y resistencia.

 

Talansky también partía como favorito tras su victoria en el Criterium del Dauphine, pero otra caída, en Nancy, le dejó maltrecho: tocado, pero vivo.

Ayer, camino de Oyonnax se descolgó del pelotón sin motivo aparente, el ciclista de Miami se venía abajo, no podía mantener el ritmo, se estaba quedando cortado y no había manera de remediarlo porque sus gregarios, inexplicablemente, no salían en su ayuda.

El corredor estadounidense comenzó entonces una auténtica batalla en solitario, a más de 70 kms de meta, una lucha contra sí mismo, por su orgullo herido. Desde el vehículo del equipo sus jefes le animaban a continuar. Sin embargo, a falta de 60 kilómetros decidió detenerse y echarse a llorar en la cuneta. Fin. El coche escoba tenía un cómodo asiento reservado para él.

 

Ahí es donde entró en juego el director del equipo Garmin, Andreas Klier, que comenzó una charla de motivación que hizo que aquel ciclista con la espalda dolorida volviera a subirse a la bici llorando a lágrima viva. Talansky se puso a pedalear mientras los lloros invadían su cara, siguió perdiendo tiempo con respecto al pelotón durante toda la etapa, y a pesar de ello, él solo, batallando contra el dolor de riñones y contra la mente, ascendió los tres puertos de tercera categoría y un puerto de cuarta que le separaban de la línea final. Resistiendo, con pasión y espoleado por las palabras del director, que le habrán hecho soñar con una victoria de etapa en las próximas jornadas que probablemente nunca se producirá.

A más de media hora entró en la meta, con la amenaza del fuera de control acechándole a tan solo 3 minutos, pero con el honor intacto. Allí, en Oyonnax, salió a recibirle Christian Proudhomme, director de la ronda gala, como reconocimiento a su gesta. Talansky ha perdido todas sus opciones de victoria, pero hoy estará en la línea de salida como uno más, tras el coaching de su director de equipo y haber echado el resto en la carrera. Epopeya.

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