Es época de vacaciones y de viajes y muchos habéis escogido un país exótico para disfrutar de las vacaciones. Un cambio de cultura es algo que te hace desconectar y para ello viajar a Tailandia, Túnez o Japón son excelentes destinos, en los que pruebas otra gastronomía, descubres otras costumbres y escuchas músicas diferentes.
Nuestro personaje pasional de la semana es Paul Gauguin, el pintor post impresionista que maravilló al mundo con sus cuadros pintados en Polinesia.
Este artista francés vivió la primera parte de su vida en su país natal, trabajando como agente de cambio en la Bolsa de París y viviendo una vida acomodada junto a su familia e hijos. Sin embargo, su trabajo, a pesar de que le daba unos ingresos muy interesantes no saciaba su sed de creatividad y por ello, tras unos años dedicándose a la pintura a nivel aficionado decidió dedicarse plenamente a su nueva pasión, pintar cuadros.
Esto supuso un enorme cambio en su vida y es que rozando los 40 años de edad y embarcado en su nueva aventura artística decidió abandonar a su familia y dedicarse a su otra gran pasión, viajar por el mundo.
Un primer viaje al Caribe, en concreto a Panamá hizo que sus pinturas derivarán hacia el color, el exotismo y la vida primitiva. Pero la gran estancia que le marcó fue su vida en Tahití, Polinesia, país en el que pasó sus últimos años y en el que volvió a establecer una familia antes de fallecer prematuramente en 1903 debido a problemas de salud.
Paul Gauguin fue un hombre que dejaba guiar por sus pasiones y que no tuvo miedo a los cambios.