No, no vamos a hablar del amianto, sino de otro tipo de tóxicos que están presentes en muchas empresas: los compañeros tóxicos.
En primer lugar hay que identificar a la persona que está creando mal rollo en el grupo y hay distintas actitudes que pueden ser detectadas con facilidad.
– Negativismo y crítica continua: a este compañero le parece mal todo lo que propone la empresa, los superiores o los compañeros y lo critica con dureza, gritando para que se le escuche bien alto.
– Pasotismo: va a trabajar pero no pone interés por nada ni se muestra participativo. Su falta de iniciativa e inoperancia se pueden contagiar al resto de compañeros.
– Agresividad e insultos: es imposible hablar con este tipo de compañeros sin acabar con descalificaciones o insultos. No suele razonar y genera muy mal ambiente en la plantilla.
Una vez identificado el problema hay que actuar en consecuencia y evitar que su toxicidad nos haga rendir con menor intensidad o perdamos aquella pasión por nuestro trabajo que siempre nos ha caracterizado.
– A los negativos
Contraataque con positividad: lleva un muñeco al trabajo y colócalo en tu mesa dibujos de tu hijo, sobrino o primo pequeño. Quizás un poco de felicidad le haga recapacitar. Música en la oficina o unos dulces de chocolate a media mañana podrían ayudar.
– A los pasotas
Intenta involucrarles en algo que les motive, habla con tus superiores y buscad algún proyecto que les haga volver a tener ganas de implicarse en el trabajo.
– A los cabreados crónicos
Invítale a tomar café; quizás esa persona solo necesita a alguien que escuche sus problemas y la mala racha por la que está pasando. Le sorprenderá la invitación y sin duda hará que recapacite sobre la forma con la que se está portando contigo.
Esperamos que la gestión de los “residuos tóxicos” os sea más sencilla con estos ebocaconsejos!